El
otro día estaba en la farmacia cuando entró Alicia con su hijito Pablo.
Pablo traía las manos muy sucias y Alicia le decía que tenía que lavárselas porque sí no se pondría “malito”.
Ésto me hizo recordar un estudio que se hizo en torno a 1860 en dos hospitales con maternidad en el que en uno las matronas atendían los partos y en el otro eran cirujanos. En el hospital en el